Dulce melodía de una noche de otoño,
caen las hojas y las gotas pasan por el pasto, haciendo brotar ese olor particular de la tierra mojada ...
estoy extrañándote más que otros días, porque siento que sin ti hoy estoy más que vacía.
Encuentro en el café el calor de tus brazos sin serlos,
en las galletas de chocolate tus dulces besos,
quisiera tenerte aquí junto a mi viendo el panorama vacío de la gente pasar por estas calles solas de París. El silencio es abrumador ... esta soledad tan concurrida en mi alma, me hace añorarte con el andar de las horas, de las hojas leídas del libro que me regalaste, del espejo que demuestra mi cansada vista de estar horas en el computador buscándote en línea y nada.
Sueño con caminar un rato con este frío torturador de tu mano por los campos elíseos mientras compartimos un crêpe mientras llegamos a la torre Eifel.
Bah! Que tontería extrañarte, si hace años no te conozco, no te veo, no te escucho, no se ni quien diablos eres y si sigo pensando que aparecerás para decirme un "te amo" o si de lo contrario pierdo mis esperanzas y re tomo esta tonta y solitaria vida de treintañera ...
Sueño inverosímil de tu juventud y la mía, el mediterráneo me dice que esta vez si será para siempre que desaparezcas de mi ... de mi alma, de mis ojos, de mi corazón ...
Empieza el invierno y aquí en París, ya es año nuevo, brindo con amigos y pienso en que carajos estarás haciendo al otro lado del mundo, que te impidió despedirte de mí ... levanto mi copa y digo tu nombre en mi mente y tomo un trago en honor a tus besos amargos, a tu pelo enmarañado y a tu barba dispareja ... adiós mi buen amor ... quizás sea tarde para ya adorarte, extrañarte y amarte ...
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