martes, 26 de febrero de 2013

Aquel lugar ...

En aquel lugar donde el cielo se pierde en el horizonte,
percibo tu voz, tu olor,
tu calor ... entre tus labios y los míos,
aquel duro lamento incrustado en el alma antes de susurrarte cosas al oído, con aquel nudo en la garganta que no me deja expresar las cosas por una sencilla y melancólica razón,  mi corazón

Lamento encontrarte tan lejano, distante y frío.
Meditando entre los recuerdos de mi alma, hallo escalofríos pasados
que a lo mejor quieren ser ignorados otro día más.

La lejanía de mi locura persistente casi inverosímil ante tanta penumbra
me confunde con el pacífico cielo estrellado.
Ya no hay cosas que contarnos,
ya no existe vinculo alguno que nos pueda unir de nuevo el corazón.

Delicado murmullo de ruidos abrumadores
quisiera encontrarme contigo en la otra vida,
no sé porque pero lo quisiera ...
o a lo mejor un día en la calle diciendo aleluya.
Posiblemente nunca vuelva a pasar, pero aún grito con mi corazón donde estabas
cuando yo más necesite de ti, aún sigo pensando, más que meditando, que mi corazón
nunca fue tan ajeno a mi como en aquella vez.

Lugares desconocidos marché, sin importar acompañante alguno. Locura premeditada,
para aquellos paseos nocturnos de mi alma, de mis lágrimas, de mi dolor
arrastrándome por la habitación del pánico.

Resurgimiento, entonces atenderé, aura de naranja y roja se encienderá como flama dentro de mí
y prometo no ver hacía atrás, porque el pasado es sólo el pasado y no es cierto que no tiempo pasado fue mejor. Aunque algunos días llore por que extraño ciertas cosas, no confundo mi alma con el presente,
éste mejor presente, vivo, puro, tangible, que cual vil bofetada, me ha demostrado que la locura también se me pierde con el tiempo y que el corazón a veces late muchas veces por salud y no por sentimientos que solo están en la mente.