Rosalia

La locura tardía de mi alma brota como pempanos de hielo estrellandose en la ventana una primavera de abril, esa que fuimos y nos dejamos, esa que alimentaba nuestras bocas llenas de pasión, se marchitaron como las hojas del otoño. Tu y yo mirando fijamente ese mueble viejo donde tantas veces fue el refugio de nuestros cuerpos, abrazados, otras veces refugio de un amor arrabalero, mezquino, egoísta, con el fuego de nuestras miradas y con la luna a nuestros piel arrebatándonos aquello que quedaba, fútil, triste y oscuro, decíamos adiós una vez más y quién sabe si para toda la vida o para todas las vidas. Queríamos todo pero a su vez nada del otro y a su vez la pesada carga se alivianaba en la mañana con la rutina que es escape que se convertiría en los laberintos qué gritaban las ausencias más grandes que nuestro corazón latía. Así fuiste tu Rosalia, la locura entre la melancolía, entre el desespero atascado en el abismo más inimaginable entre mi ombligo y tu ombligo, así nos quisimos hasta matarte entre mi sangre y desgarrarte el pecho con un llanto qué ensordecio el mundo, mi mundo porque no podía respirar ante la pálida y nocturna manera de amar, de amarnos, ni la locura manera de dejarnos. 

Me rehuso

Me rehuso a dejarte,

Me rehuso a no amarte todos los días, 

A dejarte ir de mi corazón y de mi vida, 

Me rehuso a no tenerte presente, 

A no levantarme y verte 

Me rehuso a dejarme llevar con las olas del mar, para aquel lugar que algún día será nuestro destino fugaz y futil, efímero o no pero llegando allá me rehuso a no estar presente y consciente de mi, de ti, de las cosas que jamás llegaron ni llegarán, de la plenitud del alma que se escapa con el suspiro de la mañana y regresa lentamente entre los latidos de un corazón lleno pero envejecido, cargado, triste pero aún con ganas de acelerarse entre los caminos, entre aquellas venas cargadas de esa sangre derramada por años de victoria y dolor.

Así un día como hoy me rehuso a perderte y decirte adiós 

Todo y tu

Hoy más que nada, más que todo, la locura a vibrado en la sintonia de la lugrubre noche. ¿Eres tú o soy yo la mente macabra que se esconde con la máscara? ¿Es el sueño gritando de mi amor por otro el que se vislumbra por la mañana? ¿Es mio o es tuyo el escepticismo que lleguemos juntos mañana?. Ya sé, sé que es la mañana envuelta en el fulgor de tu boca y en la extrema marea de tu pecho, de ese que algún día añoraré, ese que algún día lloraré.

En defensa

En mi defensa, he amado con todo mi corazón, con el higado, el pulmón y el estómago sin obviamente desmeritar el alma. En mi defensa, he tomado las riendas de mi vida sin arrepentimiento, errores muchos y bastantes horripilantes y  que marcaron mi camino, en defensa de ellos, fueron los que me enseñaron a seguir adelante, aprendí de ellos y ellos de mi, en defensa de mi corazón terco y testarudo, sigue soñando, sigue anhelando, sigue sintiendo las ganas de vivir.

Aqui

Aqui estabas si tanto alboroto, quizás aquí estabas diciendo maldiciones entre las palabras, entre las caricias, entre las cosas que ríes y lloras. Aquí pretendias ser alguien más, alguien del común, alguien que conversa con la gente en la fila del banco, o mientras te llaman para un examén médico. El espejo te cuenta las historias que quieres creer. El maquillaje ayuda para disimular, las miles de caretas que ya decidimos no desechar. ¿Lloraste en la noche? ¿Reiste durante el almuerzo? ¿Fuiste a ver a tus padres? ¿Te jode algo la cabeza?, aquí con tu mundo y nosotros con el nuestro, aquí contigo y allá sin ti.

Melancolía

Y se siente el correr de las lágrimas profundas y dolorosas, el sentir de una madre que ya no lo es más, el querer salir de un laberinto que en su interior envuelve su cabeza y su corazón, hoy aqui hay testigos de una sórdida noticia, que tiene involucrado un dolor grande y despiadada muerte que otra vez atañe nuestro camino.

Vacío

Resulta difícil describir con palabras aquellas cosas que no sabes como se plasman, como se describen, es raro extrañar a alguien que no viste, pero sentiste dentro de ti, es un vacío que deja su partida, son las lágrimas que salen y que brotan si poder contener, es una impotencia, con preguntas sin respuestas, es la vida que se escapa entre unas horas de espera en uma clínica tratando de remover de las entrañas eso que no pudo crecer más dentro de ti, es la melancolía de quererte y no te tenerte más, de desearte y saber que ya no estás. Déjame el corazón que me has roto y que te llevas de mi, el dolor, y el mundo encima se me viene como una apabullante ola que me ahoga y que no se si me quiera salvar.